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El martes 4 de junio Jean Schmitz, magister especialista en Justicia y Prácticas Restaurativas, visitó la UNLa con motivo de brindar el taller “La implementación de prácticas restaurativas para construir comunidad, prevenir y resolver conflictos de manera pacífica y colaborativa” en la sala Amelia Podetti del Edificio Dorrego organizado por el Instituto de Justicia y Derechos Humanos (IJDH-UNLA), la Defensoría General de Lomas de Zamora, la Fundación Latinoamericana Objetivo 16 y la Universidad Latinoamericana de las Periferias.

Durante su visita, Schmitz recorrió la Universidad, conoció a sus autoridades e intercambió experiencias con el rector de la UNLa mtro. Daniel Bozzani, el Dr. Germán Bauche, Defensor General de Lomas de Zamora; el padre Charly de Lomas de Zamora; Gabriela Salisio, de Fundación No Seas Pavote y Gustavo F. Palmieri, Director del Instituto de Justicia y Derechos Humanos.

Luego de esto se realizó el taller cuyo acto de apertura tuvo un panel compuesto por Daniel Bozzani, Rector de la UNLa; Viviana Arcidiácono, subsecretaria de responsabilidad penal juvenil del organismo provincial de niñez y adolescencia; Germán Bauche, Gabriela Salisio, Gustavo Palmieri y Florencia Beltrame, coordinadora del IJDH.

La charla se desarrollo a través de los postulados de las prácticas restaurativas, entendiendo las mismas como una ciencia social emergente que estudia cómo fortalecer las relaciones entre individuos y dentro de las comunidades. Cuando se ponen en práctica, los efectos son profundos. En la justicia penal, las nuevas opciones les permiten a las víctimas y a los victimarios, amigos y familiares, reparar el daño emocional causado por el crimen.

Durante el taller dictado por Schmitz, se abordaron varios ejes y conceptos en torno a esta idea de prácticas restaurativas. Por un lado, la noción de las relaciones humanas como valor fundamental para realizar dichas prácticas como resolución alternativa de conflictos. Si restaurar significa, básicamente, “devolver al estado anterior”, las prácticas restaurativas realizadas por seres humanos son mucho más transformadoras creando emociones en las personas que intervienen.
Para Schmitz, las practicas restaurativas consisten en un enfoque con tres dimensiones: preventiva, reactiva y proactiva. La justicia restaurativa es reactiva ya que consta de respuestas formales o informales al delito y otras conductas indebidas una vez que éstas ocurren; proactiva ya que crean relaciones humanas fuertes y sanas; y preventiva ya que se introduce después de que el problema ha ocurrido, con la intención de evitar la reincidencia.
En este sentido, el especialista destaca la utilidad de los círculos restaurativos como metodología que promueve la “resonancia afectiva”, comúnmente conocido como “empatía”. Esto es muy potente a nivel humano.

Compartimos algunas postales de la actividad